miércoles, 27 de julio de 2011

De la idea al producto

De la idea al producto

Trasladar una buena idea a un producto rentable y exitoso, que cumpla con las expectativas de los compradores y que permanezca por largo tiempo en el mercado, requiere de un cuidadoso proceso de investigación y desarrollo para materializar las buenas ideas en mercados más competitivos.

En el mundo de la mercadotecnia no hay tarea que implique tanto riesgo como la del lanzamiento de un nuevo producto, ya que hay muchas cosas en juego, y las estadísticas no son muy alentadoras, ya que el 80 % de las empresas que lanzan nuevos productos en el mercado fracasan dentro de sus primeros tres años después del lanzamiento.

¿A qué se debe esto?

·         Porque las empresas en general tienen un desconocimiento de la necesidad puntual del cliente.

·         Por un lanzamiento que esté fuera de las estrategias de los elementos de la corporación o de la empresa que esté trabajando. Porque muchas veces por una necesidad latente en el mercado se lanzan productos que novan directamente con la estrategia o no tienen un buen mantenimiento o un buen servicio postventa.

·         Por una mala planeación en los costos.

·         Por una mala penetración o una mala estrategia de conocimiento del producto.



¿Qué se debe hacer?



1.   Las estrategias de mercadeo se deben centrar en el consumidor final, de esta manera se impulsa la venta en los canales, superando la primera fase de lanzamiento y logrando la fidelización de estos.

2.   Las estrategias que se lleven a cabo deben estar enfocadas en desarrollar valores diferenciales, para que el consumidor no solo los logre identificar, sino que sienta respaldo por las bondades de ese producto o marca.

Es por esto que llevar una idea a la realidad de los mercados es una tarea rigurosa para de cierta forma minimizar los riesgos del fracaso, y poder así desarrollar un producto o servicio que cumpla con las expectativas, tanto de los productores como de los consumidores.

Las formas más comunes para generar nuevas ideas de productos son:

1.   La observación y escucha del consumidor.

2.   Las ideas generadas por la propia empresa, normalmente son propuestas por las directivas, y deben estar basadas en lo que estas consideren que se debe hacer.

3.   Revisar la competencia, el mercado y las nuevas propuestas que se generen.

A partir de una de estas tres formas, generalmente surgen las nuevas ideas de productos, que independientemente de su origen deben seguir un proceso de desarrollo y evaluación.

Ahora bien, el proceso de desarrollo de nuevos productos y servicios en su forma más básica debe contemplar una prueba de concepto y de producto sin dejar a un lado la idea de  verificar su viabilidad.

Primero se debe generar una lluvia de ideas para conocer las ideas generadas y posteriormente hacer una selección de las más viables y las más potenciales. Luego se escogen dos y se les realiza prueba de concepto, que no es otra cosa que describir el producto en términos de sus beneficios para el consumidor, para lo que se hace  una serie de investigaciones con el fin de determinar si el concepto genera agrado e impacto al futuro comprador. Esta es la prueba de fuego de las ideas, es aquí donde se decide si las ideas deben pasar al siguiente paso o deben ser revisadas o descartadas.

Si pasa a la siguiente etapa, entonces se realiza un análisis económico y técnico del proyecto, en donde se establecen varias variables como el dinero necesario para el desarrollo del producto. Luego se realiza un análisis de proyecciones de venta, es decir, el comportamiento de las ventas del producto en el mercado,  para así definir la inversión necesaria y su rentabilidad.

Prueba de concepto: en  una primera etapa lo que se busca con esta prueba es hacer una exploratoria de beneficios que el consumidor da al concepto del producto en desarrollo y si estos son creíbles o no. La exploratoria puede ser realizada a través de sesiones de grupos y con expertos para establecer como está el concepto. Una vez se revisa  este concepto se va a una prueba concluyente, un estudio que permite a través de encuestas con un número determinado de entrevistados entre 350 a 450, un porcentaje mínimo de error de 5%, resultados fiables con el fin de tomar decisiones sobre las pruebas de concepto.

Las sesiones de grupo nos permiten sacar hipótesis de trabajo para posteriormente validarlas en la prueba concluyente.

Prueba de producto: posteriormente se deben llevar a cabo pruebas físicas, donde se recopilen datos sobre las variable organolépticas (textura, color, sabor, etc.) para poder tomar decisiones basadas en la mayor cantidad posible de información. En el caso de los servicios también es lo mismo, pero debe ser aplicado de una forma diferente, en el caso por ejemplo de una sopa, la textura es claramente percibida; sin embargo, al hablar de un servicio bancario, la textura se puede medir a partir de la iluminación de las sucursales y del mobiliario que en ellas se encuentren.

Elizabeth Martinez Morales

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